viernes, 21 de junio de 2013

II CARTA A ESTOMAKAL.

3.- En 1137, Ramón Berenguer IV, por razones dinásticas, de prestigio, de “equilibrio” peninsular, y, sobre todo, ante la potencia aragonesa archidemostrada en la reconquista y repoblación del valle del Ebro, llega a un acuerdo con Ramiro el Monje y desposa a Petronila de Aragón, llevándose en dote el reino. Así evitaba además la competencia de Aragón en la reconquista de la...s tierras de Lérida y del Bajo Ebro, objetivo de ambos poderes políticos. Tras un acuerdo con la Orden del Temple en 1140, los resultados de tal operación no se hacen esperar: la reconquista de Lérida y Tortosa en 1148-9 y las montañas de Prades y Siurana 1152-3, completando el ciclo de la reconquista en Cataluña.

Y en la reconquista de Valencia, los conquistadores y repobladores aragoneses van a llevar el castellano con ellos, en particular el interior. Todo tiene su torna (según tu visión): el castellano se va instalar en la corte de Barcelona. A partir del siglo XIII la Cancillería Real de Barcelona va a empezar a emitir documentos en castellano. Consulta el Archivo de la Corona de Aragón en el Gotic de Barcelona (Y date prisa, al paso que va la burra, me temo su disgregación). Y que yo sepa, no había ningún castellano por allí con un palo.

4.- Para la historiografía catalanista (con las reservas que antes he realizado ante tal contradicción) la primera vez que un rey castellano aparece en escena y “rompe” la idílica evolución de la Cataluña medieval (que todavía no existe como tal: el condado de Urgell escapa a la influencia de Barcelona, a veces con hostilidad, hasta mediados del siglo XV) ocurre con la llegada de los Trastámara castellanos, a raíz del Compromiso de Caspe. Pues bien, sigo con Ferran Soldevilla, no sea que se me tache de parcial (que se me tachará, faltaría más):

“Ni tan sólo en aquello que parece que los primeros Trastámara habian de haber influido notablemente –el idioma de su propia actuación pública- no se nota casi ninguna diferencia con los tiempos anteriores (la adorada y ensoñada “casal” catalana de la Corona de Aragón; aclaración mia). La lengua escrita de Fernando de Antequera o de Alfonso el Magnánimo para todas las cuestiones concernientes al Principado, Valencia y las Baleares, es el catalán. Incluso gran parte de la correspondencia entre Alfonso y su mujer la reina Maria, también castellana, también Trastámara, hija de Enrique III el Doliente, es en catalán.” FERRAN SOLDEVILLA. Historia de España. Editorial Crítica. Barcelona 1995. Volumen I. Pag.337.

No lo digo yo. Ni Menéndez Pidal. Lo dice Ferran Soldevilla. Eso sí, todo eso no impide que los “historiadores” catalanistas lloren la desaparición del Casal de Barcelona con Martín el Humano y consideren el Compromiso de Caspe y la introducción de una dinastía “extranjera” como el fin de la “independencia” de Cataluña.

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