EL IMPUESTO REVOLUCIONARIO: LA CORRUPCIÓN
ETA ocultaba la extorsión que realizaba sobre los
empresarios bajo el nombre de “impuesto revolucionario”. Un ejemplo más de la perversión
del lenguaje que Orwell puso de manifiesto. El éxito de ETA en implantar el tal
impuesto era clave para muy diversos fines, y no el que menos, el poner en
evidencia la debilidad del Estado como único legitimado para imponer impuestos.
Cada vez que leo y oigo sobre la corrupción en España, me
viene a la cabeza esta finalidad de ETA de evidenciar la DEBILIDAD DEL ESTADO,
que aparentemente se ve impotente no ya solo para extírpala, sino incluso para
contralarla. Entre otras cosas porque sus impulsores y principales
beneficiarios son los partidos políticos con responsabilidades de gobierno.
Nada se nos dice en las noticias que nos informan sobre los
casos de corrupción sobre la repercusión económica de la misma. Se nos propone
en la mayor parte de los casos como ejemplos de la “inmoralidad” de los
dirigentes de los partidos y como arma arrojadiza de unos contra otros.
Hay dos casos que me han llamado poderosamente la atención:
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La financiación irregular del PP en los casos
Gürtel y Bárcenas.
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La financiación irregular de los partidos
nacionalistas catalanes, en particular el de la familia Pujol con el caso de
las concesiones a las ITV.
En ambos casos se practica una mordida a los concesionarios
de servicios y obras públicas. Lógicamente, y desde una perspectiva de gestión
económica, los empresarios afectados por el “impuesto revolucionario” no tienen
más remedio que cargar los gastos sobre el consumidor final de dichos servicios
u obras públicas. “Repercuten” dichos gastos en el ciudadano de a pie como si
se tratara del IVA.
Y es ahí donde radica la DEBILIDAD de nuestro Estado. Un
impuesto invisible y radicalmente antidemocrático que pagamos todos.
Pero por mucho trabajo que ello cueste, la intransigencia
contra la corrupción es una cuestión de ESTADO, de ciudadanía vigilante, y de
pedir la dimisión y al responsabilidad de los dirigentes y partidos implicados.
Caiga quien caiga. Antes de que caiga el Estado.